Siempre pensé que mi cuerpo tenía una forma específica y que no había nada que pudiera hacer para cambiarlo. Desde joven, notaba que mi barriga era más prominente en la parte superior, algo que con el tiempo asumí como mi 'contextura'. A pesar de hacer ejercicio todos los días cuando tenía 20 años, esa parte de mi abdomen nunca desapareció. Con los años, llegué a pesar 86 kilos y, aunque no me sentía mal del todo, sabía que algo no estaba bien. Además, no soy muy alto, mido 1.65 m, y con ese peso y barriga, no me veía bien.
Hace unos meses, vi un video en TikTok que hablaba sobre un método para bajar de peso sin dietas estrictas ni ejercicios extremos. Aunque al principio fui escéptico, decidí intentarlo porque su concepto era simple: comer lo que el cuerpo necesita. Pensé que no podría reducir mi alimentación porque, desde niño, he sufrido problemas estomacales y siempre creí que debía comer más para evitar malestares.
Para mi sorpresa, al aplicar este enfoque, empecé a notar cambios rápidamente. En cuatro meses, pasé de 86 kg a 78 kg sin necesidad de hacer sacrificios imposibles. Lo más increíble es que no solo logré bajar de peso, sino que mi barriga, esa que siempre pensé que era parte de mi estructura ósea, empezó a desaparecer.
Uno de los cambios más importantes que hice fue dejar de comer y acostarme a dormir, así sea 2 o 3 horas despues. Antes, este era un hábito común en mi vida, pero al eliminarlo, vi resultados aún más rápidos. En el último mes, por ejemplo, bajé de 80 kg a 78 kg sin sentir, incluso feliz.
Lo que poco a poco me hizo pensar de forma diferente fue que el método recomienda comprar una balanza y pesarme todas las mañanas después de hacer pis. De esa forma, paulatinamente me fui dando cuenta de que si comía un poquito menos cada día, bajaba un poquito de peso para el día siguiente.
Otro aspecto clave que descubrí es el daño que me hace dormir después de comer. Aunque hayan pasado tres horas, noto que al día siguiente subo de peso, como si la digestión se detuviera y la comida se convirtiera en azúcar. Esta observación me permitió ajustar mis hábitos y mejorar aún más mis resultados.
Ahora, a los 55 años, he aprendido a comer mejor y a no comer después de las 7 de la noche. Gracias a estos cambios, ya no tengo problemas de estómago, algo que sufrí desde niño.
Para mí, bajar de peso no ha sido ningún sacrificio, al contrario, me siento mucho mejor. Desde hace unos 20 años, cuando me daba hambre mientras caminaba, trabajaba o conducía, a veces sentía que se me bajaba la presión y mi corazón comenzaba a latir mucho más rápido, con el tiempo aprendí a identificar que debía comer en esos momentos (era por hambre!) y debido a eso, me negaba a aplicar este método. Sin embargo, increíblemente, en todo este tiempo no he sentido bajones de presión. Simplemente, si me da hambre como, como poco, pero como. No duermo durante el día y como hasta las 6 o 7 de la tarde todos los días.
Lo que he aprendido en este proceso es que muchas veces no se trata de hacer dietas extremas ni de matarse en el gimnasio, sino de entender cómo funciona nuestro cuerpo y darle lo que realmente necesita. Por eso, decidí crear este blog, comeparavivir.com, para compartir mi experiencia y ayudar a otros a lograrlo sin caer en falsas promesas ni métodos milagrosos.
Si yo lo logré después de tantos años de intentos fallidos, estoy seguro de que tú también puedes hacerlo. En este espacio compartiré consejos, estrategias y todo lo que he aprendido para que puedas alcanzar tu peso ideal de una forma saludable y sostenible.
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